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Proponemos actividades: crea tu propio reloj

Otro curso que termina, alumnos de los que me despido para siempre, otros a los que volveré a ver en unos meses… Y, como siempre, mucha experiencia y mucho aprendizaje, siento que más para mí que para ellos, jeje. Cada año es tan enriquecedor en tantos aspectos; es lo que tiene trabajar con personas, todos tenemos mucho que aportar y mucho que compartir, y en la relación entre educador y educando suceden tantas cosas…

Bueno, dejo de divagar y me centro, que hoy quiero contaros algo muy concreto. Quiero compartir una de las actividades que hemos realizado este año en las clases de inglés: hemos aprendido a decir la hora con un reloj interactivo muy especial. Hace un tiempo me encontré con esta interesante propuesta: un reloj Montessori DIY. Se me quedó el gusanillo de hacer algo similar, adaptado a mis necesidades (bueno, a las de mis alumnos). Y esto es lo que salió, mi propio reloj inspirado en Montessori. Te lo cuento paso a paso.

Primero, preparé una plantilla muy sencillita para imprimir. En vez de círculos, opté por cuadrados para insertar los números, para facilitar el trabajo de recortar. La imprimí en un folio y recorté el contorno y los huecos para los números.

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Elegí 2 colores de goma eva (verde y rosa, pero eso al gusto, claro) y utilicé la plantilla para recortar el verde y vaciar los cuadraditos.

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Con el rosa, en cambio, recorté un círculo por un lado, para utilizarlo de base, y utilicé otro trozo para los cuadrados. Después los numeré con un rotulador permanente:

-Los verdes: del 1 al 12, para marcar las horas.20170418_115105[1]

-Los rosas: 00, +05, +10… -10 y -05, para indicar los minutos.

Luego los pegué entre sí por parejas: el 1 verde con el +05 rosa, el 2 con el +10…

El círculo verde va pegado sobre el rosa, y ya se pueden colocar los números; como el de abajo no tiene huecos, los números sobresalen, como si estuvieran en relieve, y son muy fáciles de poner y quitar.

20170419_125106[1]Sólo faltaban las agujas, la rosa más larga, que es la que indica los minutos. Con un sacabocados, les hice agujeritos en un extremo. Cogí un trozo de goma eva sobrante e hice algunos agujeritos más, para tener varios circulitos sobre los que enganchar las chinchetas, una por delante y otra por detrás, para no pincharnos al manipular el reloj.

 

¡Listo! ¡A jugar!

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¡Ah! Para facilitar el aprendizaje de las horas en inglés, utilicé unos cartelitos donde escribí con letra cómo se dice cada una. Así, como primera actividad, jugamos a colocar cada cartelito en el lugar que corresponda. Después vamos preguntando y diciendo la hora y, cuando se van sintiendo seguros, retiramos los cartelitos y seguimos jugando. Por último, dejaríamos de utilizar los números rosas. Pero sin prisa, respetando como siempre el ritmo de aprendizaje de cada uno y divirtiéndonos con el proceso. Además, hay que tener en cuenta que a los niños el concepto del tiempo les cuesta mucho, es algo que les resulta muy ajeno, así que nos toca ser empáticos y muy pacientes a la hora de trabajar estos conceptos.

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Espero que os haya gustado y que os resulte útil esta propuesta. Y, si os animáis a hacer vuestro reloj, contádnoslo, porfi 😉

¿Pides permiso cada vez que vas al baño?

Uno de esos hábitos que tendemos a inculcar a los niños y que, si te pasar a pensarlo, no se va a corresponder con la realidad en su vida adulta (a no ser que estén en prisión), es el de pedir permiso para ir al baño. Lo tenemos interiorizadísimo. En la escuela (o en campamentos, actividades extraescolares…) hay una norma que se repite una y otra vez: si quieres ir al baño tienes que levantar la mano y, cuando te concedan la palabra, pedir permiso para ir, a ver si te dejan o no. Imaginaos el mismo proceso en otro contexto, o con otra edad; resulta ridículo, ¿verdad?

El tema es, ¿cuál es el objetivo de esto? Para mí se reduce a una cuestión de seguridad. Cuando un adulto está a cargo de un grupo de menores, es necesario tener controlados a todos los miembros en todo momento. Por tanto, si uno va al baño hay que saberlo. ¿Creéis que los niños tienen esta idea en la cabeza? Porque yo creo que lo que les estamos transmitiendo con este proceso es sumisión y falta de respeto a su intimidad y a sus necesidades. ¿A qué viene que todo el grupo se entere de que esa persona va al baño? ¿Y si es una persona pudorosa y, por no decirlo en voz alta, se aguanta las ganas, lo cual es contraproducente para su salud?

Para mí, este es sólo un ejemplo de cómo la escuela (y hablo de la escuela convencional y generalizando, sé que hay centros y profesionales que manejan el tema de una forma más respetuosa y coherente) es un ambiente artificial, poco significativo en el mundo real, y peligrosamente parecido al sistema penitenciario en muchos aspectos.

Ah, y otro proceso habitual, el de llevar a todos los niños al baño a la vez y obligarles a hacer pis. A mí me resulta surrealista. Entiendo que a veces, por cuestiones de tiempo, estructura de los espacios, ratios y demás, es más práctico llevar a todo el grupo al baño a la vez en determinados momentos. Y yo, como educadora profesional que soy, también lo hago. Pero obligar a alguien a hacer pis… no me entra en la cabeza; quien quiera que vaya y quien no, pues no.

Yo, si un niño me pide para ir al baño, le dejo ir; de hecho suelo contestar: «Por supuesto», porque no concibo que alguien no pueda ir al baño cuando quiera. Evidentemente, si con un niño o grupo concreto el tema se complica porque utilizan las visitas al baño para otras cosas, pues habrá que gestionarlo y aplicar medidas. Pero no creo que a priori haya que considerar que va a haber problemas, hay que prevenir y, en caso de que surjan, buscar soluciones, pero siempre con respeto y coherencia.

He aquí mi propuesta: plantear a los menores las cosas como son, ni más ni menos. Explicarles que necesitamos saber dónde están si abandonan el espacio común, porque si no, no nos enteraríamos si les pasara algo; así que es necesario que, cuando necesiten ir al baño, nos avisen antes de salir. Es mejor que se acerquen al adulto y se lo comuniquen en bajo, para no interrumpir la dinámica del grupo. Y ya está, es muy sencillo. Cambiar el «pedir permiso» por el «avisar».

¿Tú cómo manejas este asunto? ¿Y cómo te gustaría que lo hubieran manejado cuando ibas a la escuela?

¿Ya has visto el documental «Enséñame pero bonito»?

Ya compartí en su día mis reflexiones acerca de «La educación prohibida» , “Quando sinto que já sei” e «Imagine Elephants». Hoy es el turno de «Enséñame pero bonito».

Cuando se estrenó en youtube lo vi por primera vez, y hace unas semanas tuve el placer de asistir a una proyección a la que siguió un coloquio con su directora Sara Moreno, psicóloga entre otras facetas (puedes visitar la web del documental para conocerla mejor e investigar un poco acerca del proyecto).

Esta película es un recorrido por distintas alternativas educativas en el territorio español. En ella, diversos educadores nos van contando cómo funcionan sus metodologías, cómo son esos espacios, qué opinan de diversos aspectos educativos, cuál es la situación de este tipo de proyectos en España…). De visionado fácil y agradable, con muy buen ritmo y sin florituras, lo recomiendo encarecidamente porque creo que es una realidad que debemos conocer, que tenemos la obligación de conocer (queramos optar por estos sistemas o no, hay que estar informado para opinar, siempre).

En referencia a lo que se habló en el coloquio y en otros eventos similares a los que he asistido, querría puntualizar una cosa. Tenemos el hábito de opinar tajantemente sobre cómo se deben hacer las cosas, lo que nos lleva a consumir mucha energía e invertir mucho tiempo en discutir (tiempo que estamos quitando a los niños, que son los perjudicados de un sistema que no funciona y que no les apoya en su camino -ojo, que no hablo de los profesionales, hablo del sistema-). Y, en este proceso, olvidamos que el objetivo de mejora y de cambio del paradigma educativo, es algo en lo que estamos todos de acuerdo, es eso lo que nos une; no lo olvidemos, porque es fácil convertir eso que nos une en eso que nos separa, y alargar así más el proceso. Yo creo que es importante que cada uno luche a su manera; y que no hay una opción correcta, todo depende (del niño, de la familia, del educador, de las circunstancias, de tantas cosas…). Hay que dejar de lado los egos y atender a los niños, que de eso se trata.

Si te apetece ver este precioso y valiosísimo documental, aquí lo tienes:

 

Si os apetece, podéis completar el visionado con esta entrevista a su directora y a una de las colaboradoras, Laura Mascaró:

Finde en Madrid: Jornadas PB

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En las Jornadas de la Pedagogía Blanca.

 

Hace ya dos semana, y aún no me he recuperado. La verdad es que fue un viaje maravilloso, me aportó una gran dosis de felicidad que me está viniendo muy bien, aunque estoy realmente agotada.

Llegué a Madrid el viernes por la mañana, bien temprano, y, como las Jornadas no empezaban hasta el sábado, tocó aprovechar el día haciendo un poco de turismo. Por la mañana, a la Gatoteca, un sitio increíble, altamente recomendado para amantes de los gatos, donde puedes tomarte algo mientras compartes el espacio (un espacio alucinante) con unos cuantos lindos mininos, lo pasé de maravilla. Podéis visitar su web si os interesa el tema, está en la calle Argumosa, en el barrio de Lavapiés, cerca de Atocha. Yo tengo claro que es una visita obligada a partir de ahora siempre que vaya a la capital.

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Zumitos y gatitos
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Este lindo minino cogió posición en cuanto me senté y ahí estuvo un buen rato…
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Me encanta este juguete, pronto estará en mi casa, jejeje
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Otro que me escogió, y yo en mi salsa

Y por la tarde Parque del Retiro, Templo de Debod… hay que pasar a saludar a los viejos conocidos también, jejeje.

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El Palacio de Cristal
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Una ardilla preciosa, aunque un poco camuflada
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Atardecer en el Templo de Debod
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En buena compañía

 

Sábado por la mañana, empiezan las Jornadas.

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Aquí me tenéis justo antes de entrar, muy ilusionada.CAM00850Preparada para empezar…

Mi libretita está llena de notas pendientes de revisión (hay que dejar reposar un poquito estas cosas, aunque lo que sucedió y se dijo en ese espacio de encuentro me sigue rondando la cabeza todo el tiempo).

Lo más significativo para mí de esta experiencia fue la sensación de unión. Cuando tienes unas ideas diferentes a las de la mayoría, a veces sientes que vives como en una lucha constante, no porque intentes que los demás cambien de opinión, sino porque quieres sentirte entendida y respetada. Una de las frases que se repitieron fue «Abraza la diversidad». Para mí esto es muy importante, me encanta la diversidad; no me gustan todas las personas, ni todas las ideologías, ni todas las maneras de educar… lo que me gusta es que haya esta maravillosa variedad de personas, de ideologías, de maneras de educar… porque esto hace posible que cada uno pueda encontrar su lugar. Y estando allí, rodeada de todos esos desconocidos con los que tengo algo tan importante en común, me sentí en mi lugar, me sentí tremendamente a gusto y lo único que me inquietaba era pensar en lo corto que iba a ser, en que en unas horas habría terminado. Pero, la verdad, no ha terminado, ha sido una pequeña parte dentro de un gran proceso.

Antes de irme, tenía que hacerme una foto con las personas que están detrás de todo esto: Sorina Oprean, Azucena Caballero y Mireia Long, ellas son La Pedagogía Blanca:

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Sorina Oprean, Azucena Caballero, Mireia Long y yo.

 

Y, por supuesto, tanto el sábado como el domingo hubo encuentros con grandes amigos, mis compañeros de carrera a los que siempre me alegro tantísimo de ver y compartir ratitos entrañables… bueno, no, entrañables se queda corto, más bien ¡épicos! Aunque pasen los años entre un encuentro y el siguiente, ahí estamos siempre felices de estar juntos.

Por todo esto, me siento realmente afortunada y feliz. Ahora toca buscar un hueco para descansar (no es tarea fácil, no os creáis), y asimilar esta maravillosa experiencia formativa para aplicarla en la vida y en el trabajo.

¡Gracias!

«Quando sinto que já sei», una recopilación de propuestas de educación alternativa en Brasil

Hoy me he decantado por una sesión de cine. La peli dura poco más de una hora, se titula «Quando sinto que já sei», y está dirigida por Antonio Sagrado, Raúl Pérez y Anderson Lima.

Quando sinto que já sei 2

Se trata de un recorrido muy interesante y curioso por distintas escuelas y proyectos de educación alternativa en Brasil. Básicamente, es una sucesión de testimonios en la que educadores y educandos explican en qué consisten sus propuestas, cómo las llevan a cabo y lo que suponen para ellos. Para mí, lo mejor ha sido ver cómo los profesionales de la educación que buscamos una manera diferente de vivir el proceso educativo, podemos encontrar nuestro lugar y hacer realidad nuestro sueño; y lo mismo se aplica a los educandos que se encuentran perdidos, encarcelados, deprimidos, etc. dentro de un sistema que no es para ellos. Otra realidad es posible.

Aquí os dejo el trailer:

¿Os han entrado ganas de ver la peli? Podéis hacerlo a través de su web, tiene subtítulos en español. Ya me contaréis qué os ha parecido.

 

Una firma por el reconocimiento de las escuelas libres

Así explica Sir Ken Robinson en su famosa charla cuál es la situación de la educación actual, cuáles son los orígenes del sistema y por qué debemos hacer lo posible por cambiarlo:

Pues sí, nuestro sistema educativo está anclado en el pasado, está obsoleto, se desarrolló en un momento que nada tiene que ver con la situación actual, pero seguimos aferrados a él. Aún así, no hay que desanimarse, porque tenemos muchas otras opciones; aunque algunos todavía no las conozcan, están ahí. Desde el siglo XIX proliferan distintos experimentos y métodos educativos, que ponen en práctica sistemas muy diferentes al convencional. Se promueve el respeto al niño como individuo único y a su ritmo de aprendizaje, el desarrollo de su autonomía, el uso de materiales adecuados para ellos, el diseño de espacios que promuevan la creatividad y que les motiven al aprendizaje… y mucho más (algunos de los sistemas más famosos son la Pedagogía Waldorf y el Método Montessori).

Y sí, hubo un tiempo en que la educación pública  y accesible para todos era una idea revolucionaria, que tuvo que superar una fuerte oposición. Y actualmente sucede lo mismo con las escuelas libres, ya que su problema principal es la falta de reconocimiento. Esta ausencia de reconocimiento implica una ausencia de apoyo y dificulta mucho el desarrollo, la difusión y, sobre todo, el acceso.

Como todos deberíamos tener derecho a elegir qué tipo de educación queremos que reciban nuestros hijos, es de suma importancia apoyar estas propuestas, las valores como posibilidades para tu familia o no. Así que quiero compartir esta petición y que cada uno tenga la posibilidad de decidir,  que exista la posibilidad real de decidir para todos, no sólo para unos pocos. Si estás de acuerdo conmigo, firma, difunde y apoya esta petición:

Firma aquí

¡Gracias!

Un instituto diferente

¿Recordáis vuestra experiencia en el instituto? Seguro que sí, es una etapa muy significativa de la vida. ¿Cómo os sentíais respecto al sistema educativo? Suele ser una época de rebeldía y cierto enfado con el mundo, pero dejando eso aparte, ¿os resultaba útil lo que hacíais en clase? ¿Os sentíais valorados, escuchados, comprendidos, respetados…? ¿Vuestros profesores eran flexibles o rígidos en su hacer como docentes? ¿Os permitían buscar vuestra manera de aprender u os imponían la suya?

Habrá recuerdos muy distintos, según a quién preguntes, a qué centro fue, qué maestros le tocaron, etc. Pero normalmente la base es muy parecida. Puedes preguntar a alguien de Madrid, de Andalucía o de otra comunidad, pero, si es más o menos de tu edad, estudió más o menos lo mismo y más o menos de la misma manera. Siempre hay algún maestro especial, diferente y apasionado por su materia, pero desgraciadamente son minoría. A no ser que hayas recurrido a un sistema de educación alternativo, todas las historias son muy similares.

Pues aquí tenemos una historia distinta, es un regalito que he recibido hoy, una experiencia de Bachillerato Popular en Argentina. Os invito a verla:


Nos cuentan que su sistema se basa en la construcción colectiva de conocimientos, en la toma de decisiones en grupo, a través de asambleas, ¿qué os parece? ¿Creéis que un método así debería ser reconocido por parte del Estado? Un comentario que me resulta muy significativo es que no siguen una educación tradicional, pero sí formal.

En mi opinión, y como digo siempre, hay que tener en cuenta las posibilidades y abrirse a lo desconocido; a lo mejor no es lo que necesitamos, no es acorde con nuestra personalidad o situación, pero si no lo conocemos no lo condenemos. Es muy importante valorar las posibilidades y creer en nuestra capacidad de mejorar las cosas (y, por supuesto, en la capacidad de los niños y de los jóvenes, tienen mucho que aportar si se lo permitimos).  Considero que es una responsabilidad estatal fundamental el reconocimiento de distintos sistemas educativos, y el alcance de una accesibilidad real, para que cada uno pueda elegir libremente.

Educar en casa, ¿qué puede pasar?

Seguro que a día de hoy muchos se plantean si introducir a sus hijos en el sistema educativo tradicional es la mejor opción, mientras otros muchos se escandalizan ante tal planteamiento . ¿Qué podría suceder?¿Que afecte a su socialización? Bueno, en principio la socialización se lleva a cabo en muchos otros ámbitos, el hecho de que un niño no esté escolarizado no significa que esté aislado de la sociedad. Las familias que practican el Homeschoolling también salen de casa, van a hacer recados, al parque, a eventos culturales, a cursos y actividades, pueden también pertenecer a un grupo de música, o de teatro… Son tantas las opciones de socialización que reducirlas al entorno escolar sería absurdo e incluso peligroso, ya que sólo aprenderían a socializar con sus iguales (es decir, con niños de la misma edad, a los demás sólo los verían en los recreos y quizá no interactuasen demasiado con ellos), y con los adultos en el rol de maestros. Quien sólo tenga estos referentes se puede ver muy perdido a la hora de socializar en otros contextos.

Otro posible problema, que al no seguir el ritmo de una clase le falten contenidos considerados necesarios. Pues bien, en primer lugar habría que revisar cuáles son esos contenidos necesarios, aunque ese es otro tema. El caso es que tenemos los recursos para acceder a toda la información, no hay materia que se aprenda en la escuela que no esté a día de hoy al alcance de cualquiera. Además, y creo que esto es lo más importante, tenemos que plantearnos si queremos que nuestros hijos memoricen contenidos o aprendan a aprender. En la educación convencional existe una práctica muy habitual, los exámenes. Todos recordamos esos momentos preparando la materia, repitiéndola una y otra vez, y asegurándonos una y otra vez de qué era exactamente lo que entraba en el examen, no fuera a ser que aprendiésemos algo que no nos fuesen a preguntar; y los nervios del papel en blanco en el que teníamos que vomitar todo eso que el cerebro estaba reteniendo como si sujetásemos una goma elástica en tensión que si se soltaba nos haría mucho daño; y, por fin, el momento posterior, el ratito después del examen, o el día siguiente o la semana siguiente, un tiempo muy próximo en el que aquellos datos se habían esfumado, habían desaparecido como si de un truco de ilusionismo se tratase. ¿A alguien le resulta ajeno esto? No me malinterpretéis, mucha información se iba asentando, por supuesto, pero muchísima otra no, especialmente aquella que aprendíamos sin interés ni ilusión, y sin entender por qué había que invertir tanto tiempo y energía en ello.  Por poner un ejemplo, el nivel de inglés requerido para selectividad es bastante alto, implica unas nociones de gramática y vocabulario, comprensión y expresión, que no se aprenden de un día para otro, sino que se van asentando con los años. Pues conozco unos cuantos casos, bastantes, de personas que aprobaron ese examen y cuyo nivel de inglés pocos años después equivale al que a día de hoy se imparte en Educación Infantil, ¿cómo es posible?

A lo que voy, lo realmente interesante es aprender a obtener esa información que queremos o que necesitamos, esa es la que se va a quedar con nosotros y a la que vamos a recurrir. Ya basta de sentir que lo que estoy aprendiendo no me va a servir nunca para nada. Claro que no te va a servir, porque no lo quieres aprender. Y, si en el futuro lo necesitas, lo aprenderás, seguro. Olvidemos ese enfoque que dice que los contenidos son lo más importante. Tienen importancia, y por eso hay un control para asegurar que se van obteniendo (los niños no escolarizados tienen acceso a los mismos títulos que los escolarizados, mediante unas pruebas en las que se comprueba la adquisición de esos contenidos). Pero lo realmente importante, lo que nunca debemos olvidar como educadores, es motivar a los niños para aprender, para buscar el disfrute en el proceso de aprendizaje.

Podríamos analizar otras muchas cuestiones, y abajo tenéis un espacio para aportar vuestros comentarios y debatir todo lo que queráis. Pero, en definitiva, ¿es mejor educar en casa que escolarizar? No necesariamente. Lo que seguro que es mejor es una buena educación en casa que una mala educación en la escuela, y los resultados nos demuestran que ahora mismo la calidad de la educación convencional es bastante baja, en realidad es escandalosamente baja. Así que una de las opciones que tenemos es currárnoslo en casita (hace unos días compartimos este vídeo, que es un gran ejemplo de lo que estamos hablando). Pero no es la única, ¿os acordáis del  artículo sobre «La Educación Prohibida» con el que abrimos este blog? Ahí tenéis unos cuantos ejemplos más.

Bueno, vamos a despedirnos ya, con este chico de 13 años que nos demuestra qué puede suceder si decidimos abrir miras y apostar por aquello en lo que creemos: