Confinados pero contentos

Algunas cosas positivas del confinamiento en familia (especialmente con niños)

A ver, que quede claro antes de nada que esto del confinamiento y toda la crisis que estamos viviendo es algo terrible y durísimo, estamos descubriendo nuevos miedos, preocupaciones, paranoias, dramas… y aprendiendo a convivir con todo ello. Un percal de cuidado, esto es de todo menos bonito. Pero creo que siempre, por muy mal que estemos, hay aprendizajes que aportan, siempre hay algo positivo. Y me apetece retomar mi actividad en mi queridísimo y abandonadísimo blog profundizando un poco en esto. Porque de críticas (constructivas y destructivas), vamos sobraos, de tristeza e incertidumbre también, nos sobran nudos en el corazón y nos faltan luces en el horizonte (que haberlas hailas, pero no abundan precisamente).

 

Venga, vamos a rebuscar a ver qué encontramos:

  • La primera la tengo clarísima, es un auténtico regalo pasar tanto tiempo en familia, sobre todo con los peques. Normalmente, entre la vorágine del trabajo, el cole y todo lo demás, aunque pasemos tiempo juntos es diferente. Poder hacer todas las comidas juntos es un lujo, las conversaciones, el tiempo de juego, el ratito de despertarnos sin prisa por llegar a ningún sitio… todo cobra un cariz nuevo, pausado y profundo, muy enriquecedor (aunque a veces queramos gritarles «Iros todos a tomar por…», que también).
  • Vivir sin despertador. Depende de las circunstancias de cada uno, claro, pero yo me puedo permitir el lujo de despertarme a mi bola (o, en su defecto, que me despierten los besitos más dulces del mundo). De momento solo he tenido que poner la alarma un día en toda la cuarentena, es una de las cosas que más pereza me da de retomar la normalidad, jejeje.
  • Descubrir cosas de tu hijo que no sabías. Es lo que tiene pasar tantísimo tiempo con él, no sabéis la cara que se me quedó cuando le vi tomarse un plato de lentejas sin rechistar (no es un gran comedor y mi última noticia era que lentejas ni de coña).
  • Rescatamos cositas olvidadas en los armarios y les damos nueva vida. En esta casa han reaparecido varios juegos, por ejemplo. Pero lo más significativo fue el día que me pidió «¿Me enseñas el instrumento que tocabas tú?» y saqué el cello de la funda por primera vez en casi 5 años, todo un acontecimiento.

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  • Adquirir por fin la rutina de hacer ejercicio. A mí me gusta hacer ejercicio, no es una de mis pasiones tampoco, pero me gusta. Y si no lo practico más es por falta de tiempo, porque últimamente el cuerpo me lo pide (que una ya tiene una edad). Y claro, con esta nueva dinámica el cuerpo enseguida empezó a pedirme a gritos un poco de movimiento, y ahora ya está bastante incorporado. No todos los días, pero sí la mayoría, una rutina de 20 o 30 minutos; no es mucho, pero se nota, y tampoco tenemos margen para mucho más (teletrabajando los 2 y confinados con el peque hasta me sorprende que hayamos conseguido esto).
  • Conocerse mejor a uno mismo. Es algo que procuro tener siempre presente, es fundamental entender lo que uno quiere y necesita. Por ejemplo, en esta situación muchos han llevado fatal la ausencia de socialización y contacto. Yo, en cambio, lo que peor he llevado ha sido la falta de libertad, no poder entrar y salir a mi antojo (claro que contacto y cariño he tenido a diario y de mucha calidad).
  • Dar rienda suelta a la creatividad. No queda otra, adaptarse a un cambio tan brutal implica mucha creatividad. El hogar requiere nuevos espacios (yo, sin ir más lejos, he tenido que sacarme de la manga un mini escritorio para teletrabajar mínimamente a gusto), la gestión de la casa para la mayoría es muy distinta a la habitual (planificar menús e ir a la compra cambia mucho al hacer todas las comidas en casa e intentar minimizar las visitas al supermercado, limpiar también es diferente porque al estar todo el tiempo en casa ensuciamos más, etc.), actividades para los peques (un tema complejo, la verdad, creo que lo abordaré en otro post, por si a alguien le sirve mi experiencia).

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  • Valorar lo que tienes. Es un topicazo, lo sé, pero si esto no nos hace conscientes de nuestros privilegios, ¿qué lo hará? Yo tengo mucha, muchísima suerte, tengo una vida cómoda, tengo mucho más de lo que necesito, una familia maravillosa, ¡y hasta salud!
  • Redescubrimos el placer de lo cotidiano. Ese momento en que recuperamos la libertad de dar un paseo… ¡guau! Vivimos con muchas restricciones si lo comparamos con nuestra vida anterior, sí, pero qué bien sienta cada mini dosis de libertad.

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  • La desinhibición de la cuarentena. Lo de regalar vídeos ha sido el gran hit, al menos en mi entorno. No sé vosotros, pero yo nunca me hubiera imaginado haciendo algunas de las cosas que he hecho durante el confinamiento con tremendo desparpajo, es que me tiraba de un pie quién lo viese, cada vez que surgía la oportunidad de hacer un poco el moñas ¡a darlo todo! Cantar, bailar, o lo que a cada uno le salga, ha sido una terapia imprescindible, viva la catarsis.

Bueno, pues hasta aquí puedo leer, digo escribir. Si te apetece añadir algo me encantará leerte en los comentarios.

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