Ventajas de la Navidad (por una mamá Grinch)

Reconozco que soy una persona muy poco navideña. Es una época que me cuesta bastante gestionar. Aún a día de hoy, al ir avanzando el mes de noviembre, noto como me voy estresando poco a poco; luego llega la vorágine navideña, que sea como sea ese año, siempre es un no parar durante unas 3 semanas; y después la resaca, los días posteriores, en los que estamos ahora, intentando retomar las rutinas y volver a la normalidad.

¿Por qué no me gusta la Navidad? Pues hay varias razones. Por un lado me resulta un poco abrumador tanto compromiso social, tantos eventos, con tanta gente y tan seguidos. Me encanta que haya una excusa para reunir a la familia, al menos una vez al año, y para quedar con gente con la que habitualmente no coincides; pero ese momento en el que revisas la agenda y te das cuenta de que no te quedan huecos para ti, me resulta un poco vertiginoso. Es como un pequeño paréntesis, supongo que hay que asumirlo y listo, pero a mí, que me gusta recogerme y tener momentos de relax e intimidad, me cuesta.

Y por otra parte están el consumismo ostentoso y la manipulación por parte del sistema, dos cosas que me rebientan. Creo que es muy importante fomentar un consumo responsable y, aunque está bien permitirse algún exceso de vez en cuando, en esta época considero que se nos va de las manos; entre la decoración, la comida y los regalos ya tiene tela la cosa, pero además añádele los mercadillos, actividades, eventos… que se organizan desde las entidades. Consumo, consumo y más consumo. Si todo esto se concentrara en días puntuales me parecería razonable. Pero no es así, son 3 semanas (y más, a veces mucho más) con las luces, las comilonas, las compras… un continuum de consumo extraordinario. Y es bien difícil salirte de la norma, cada vez es mayor la fuerza que te empuja a formar parte de ello y a seguir los patrones de la mayoría. Puedes hacer algunas cosas diferentes; por ejemplo, en mi casa no ponemos decoración y, si mi hijo empieza a pedirla, buscaré la manera de que sea lo más sostenible posible, y de aportarle nuestra propia personalidad. Pero en la mayoría de cuestiones sigo a la masa y procuro disfrutarlo lo más posible. Eso sí, siendo siempre consciente de que todo forma parte de una manipulación, de que los medios y la publicidad están condicionando muchas de las decisiones que tomamos para celebrar estas fiestas (algunas de las cuales ni siquiera tiene sentido celebrar en un estado laico, pero bueno, aún así forman parte de nuestra tradición).

Con estos planteamientos diréis: esta chica se ha equivocado en el título del post, jajaja. Pues no, ahora voy al meollo y os cuento mis reflexiones positivas. Porque otra cosa que me define, aparte de mi aversión por la Navidad, es que intento ver el lado positivo de cada situación, y buscar una mejora constante en todos los aspectos de la vida. Así que vamos a arrojar un poco de luz sobre esto:

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Ventaja 1: Con tantos juguetes nuevos, el peque está la mar de entretenido haciendo cosas productivas. Sí, la casa está invadida de cosas, hay que recolocar, despejar, etc. Pero es que de repente él se pasa las horas jugando sin parar. Va rotando de uno a otro, pasando varias veces por sus favoritos, experimentado, investigando, aprendiendo, divirtiéndose mucho. Y, sobre todo, apenas pide tele y pantallas, que últimamente se estaba convirtiendo en un asunto difícil de gestionar. Estoy encantada de verle tan concentrado y feliz.

Ventaja 2: La magia forma parte de nuestras vidas durante unos días. Nunca tuve claro qué haría si sólo fuera decisión mía, quizá no le contaría historias sobre los personajes que nos visitan y traen regalos esos días, no lo sé. Pero bueno, como formamos parte de un contexto social que tiene mucha importancia en nuestras vidas, y que hay que cuidar y respetar, nos unimos a esto también. Y de repente me veo que soy yo la que más insiste en la historia, contándole una y otra vez que va a venir tal personaje, que le va a traer regalos, que le han dejado regalos en varias casas (algunos aún no los hemos recogido, jeje), que como saben que tal persona le conoce y le quiere mucho pues también le han dejado un regalo ahí… Y es algo muy bonito, la verdad, lo estoy disfrutando. Él aún no se entera mucho, el año que viene habrá que tomárselo más en serio, pero a mí ya me está molando.

Ventaja 3: Salimos de la rutina, vivimos experiencias nuevas y diferentes, y eso siempre es enriquecedor. En esos días vemos a gente con la que no quedamos habitualmente, a algunos sólo les vemos una vez al año. Además, incluso con los que sí coincidimos a menudo, como los abuelos, hacemos cosas distintas, comemos cosas diferentes, incluso nos comportamos de otra manera. Uno de mis grandes objetivos en la educación de mi hijo es aportarle la mayor variedad de experiencias posibles, para que descubra qué le gusta, profundice en su autoconocimiento y se desenvuelva cómodamente en diversos contextos. En estas fechas eso viene dado, no hay que buscarlo, y es de agradecer.

Ventaja 4: Los niños son tenidos en cuenta. Esto tiene su parte triste, porque significa que no siempre es así; hay muchos lugares, actividades y situaciones que obvian su existencia, no se preocupan por su comodidad ni por su bienestar; se les considera seres molestos, asunto de sus padres y punto. No digo que deban formar parte de todo, hay cuestiones que son exclusivas de los niños y otras de los adultos, y está bien que así sea. Lo que me entristece es que se les excluya tanto, que hayamos llegado a un punto en que te tengas que plantear «¿A dónde vamos, que voy con el niño?», y no haya muchas opciones. Pero bueno, ya reflexionaremos sobre esto. Lo bueno de la Navidad es que sí se piensa en los niños, hasta en los telediarios se les tiene en cuenta. Lo compartimos todo con ellos, disfrutamos juntos, practicamos la integración. Es precioso cuando esto sucede, nos aporta muchísimo a todos.

Ventaja 5: Es un contexto perfecto para plantear actividades significativas. Las posibilidades son infinitas, y dependiendo de las edades ya ni te cuento. Podemos preparar recetas con ellos, hacer un calendario de adviento, crear nuestra propia decoración, regalos, postales… ver películas y leer cuentos ambientados en Navidad, cantar canciones, investigar sobre el origen de los personajes, las tradiciones…hacer juegos con vocabulario específico, inventar cuentos, grabar un vídeo musical… La cuestión, como siempre, es partir de algo que les interese y les motive, y estar atento a sus propuestas; se trata de acompañarles en el proceso de aprendizaje, y no tanto de dirigirles.

Bueno, ¿y a vosotros qué os parece? ¿Sois de los que os gusta la Navidad o, como a mí, os da un poco de repelús? ¿Se os ocurren más ventajas?

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